12 de mayo de 2011

Carta de escritor chileno a Piñera a propósito de Hidroaysen

ESTA información fue enviada por la amiga Katia Garcia Benitez
En estos días he recibido variada información respecto a Hidroaysén. De todos esos mails recibidos, seleccioné éste porque lo encontré verdaderamente informativo. Creo necesario estar al día con los acontecimientos y en la forma en que van desarrollándose. Especialmente cuando éstos suceden al lado de uno, aquí mismo en Chile. Este viernes hay actividades de protesta por Hidroaysén en el centro de Santiago.

Por otro lado, mañana jueves 12 se llamó a paro nacional de estudiantes universitarios, convoca la FECH y Confech. Han invitado además a todas las universidades privadas. Se suman a este paro, otras organizaciones como la CUT, los funcionarios de las universidades públicas y otras ... Se plantea la reivindicación de la educación pública y de calidad; con real acceso a la enseñanza superior y sin que signifique que las familias queden con deudas millonarias; que se aumente el gasto en educación (en relación al PIB) y otras cosas más igualmente importante.
Como la información que dan en la TV es mínima o inexistente, hay que informarse por otros medios.

Háganse un tiempito y lean la carta, es interesante. la información que dan en la TV es mínima o inexistente.

Cariños. Katia

Ciudadano Presidente:
Soy un escritor nacido en Chile y un profundo conocedor de La Patagonia y la Tierra del Fuego. En muchos de mis libros traducidos a un gran número de idiomas está presente la vida, gentes y sueños de esa región austral que amo y defiendo con el mismo sano y pacífico tesón que sus habitantes.
Hace muy pocos años desde las mismas oficinas en las hoy usted ejerce la función de gobierno, y desde la elegante frialdad de algunos bancos, se intentó perpetrar un crimen medioambiental contra la Patagonia, específicamente contra la región de Aysén. Una empresa llamada Noranda, con domicilio postal en Canadá y domicilio fiscal en el paraíso tributario de las Islas Caimán, valiéndose de la odiosa Ley de Aguas chilena, una de las más liberales del planeta, pretendía bloquear, detener su curso, matar, tres ríos que desembocan en el Gran Fiordo de Aysén, para construir tres centrales hidroeléctricas que darían energía a una fábrica de aluminio, una de las industrias más contaminantes, y a un puerto destinado a recibir la bauxita y otros minerales. La oposición de los habitantes de Aysén fue muy decidida.
Desde la seriedad de un proyecto económico, social y cultural alternativo llamado “Aysén Proyecto de Vida”, los aproximadamente cuarenta mil habitantes de Puerto Aysén, Puerto Chacabuco, Coyhaique y otros poblados que con ese crimen de “emprendedores” verían seriamente afectada su vida, su cultura y sus esperanzas, su presente y su futuro, fueron injustamente ofendidos por el Ministro de Economía de entonces, don Sergio Rodríguez Grossi, quien aseguró que, en términos macroeconómicos cuarenta mil seres humanos eran “nadie”.
Pero a esos “nadie” se unieron otros “nadie” en todo el mundo, porque la preocupación medioambiental, ecológica y en aras de una economía sustentable es parte del imaginario de futuro que mueve a millones de mujeres y hombres que quieren ser ciudadanos antes que consumidores.
Esos “nadie” pidieron algo muy simple y legítimo: un estudio deimpacto ambiental realizado por un organismo científico independiente, no por la misma empresa impulsora del proyecto o por un gobierno directamente implicado y partícipe de los intereses empresariales. Y esos “nadie”, que fueron groseramente calificados como eco-terroristas, consiguieron detener, al menos temporalmente, uno de los mayores atentados criminales contra la Patagonia. Yo fui uno de esos “nadie”, ciudadano Presidente, hice un documental llamado Corazón Verde, el film fue premiado en el festival de Cine de Venecia, y sirvió para que esos cuarenta mil y tantos “Nadie” se sintieran acompañados por los cientos de miles de otros “Nadie” que defienden La Patagonia, el pristino mundo austral que es patrimonio de toda la humanidad. Soy uno de los tantos que paralizaron “una inversión de siete mil millones de dólares”, y como los ríos que intentaron matar siguen desembocando en el Gran Fiordo de Aysén, asumo esa culpa con orgullo.
Ahora, ciudadano Presidente, nos enfrentamos a una nueva desproporción, a un nuevo intento de terminar con la vida de una de las últimas regiones no contaminadas del planeta, y por eso mismo de un valor incalculable. El valor de la Patagonia, de su naturaleza vital, de sus gentes, de sus sueños y esperanzas, no puede ser decidido ni calculado, ni en sus oficinas presidenciales, ni en la bolsa de valores, y mucho menos en la mesa innoble del consejo de accionistas de la empresas energéticas que pretenden la aprobación del mega proyecto llamado Hidroaysén.
Usted, ciudadano Presidente, declaró monumento nacional al caballo chileno, y con razón. Cuando lo hizo, muchos respiramos satisfechos pues su declaración salvó al soberbio caballo chileno de cualquier experimentación genética. ¿No cree usted, ciudadano Presidente, que una línea de territorio nacional de dos mil trescientos kilómetros de largo por cien metros de ancho, también merece el mismo trato digno que otorgó al caballo chileno? ¿Es usted capaz de imaginar una extensión de veintitrés mil hectáreas? Es difícil convertir los números en imagen. Lo invito a imaginar veintitrés mil estadios de futbol, uno junto al otro. E imagínelos llenos de árboles, de bosques, no de burdas plantaciones de pino o eucaliptos, sino del noble bosque nativo chileno, de la maravillosa diversidad forestal, de la fauna que habita en esos bosques, y de las gentes, de los chilenos y chilenas que conocen esos bosques y los aman. Hidroaysén, ciudadano Presidente, significa la completa deforestación, la aniquilación, el exterminio de veintitrés mil hectáreas de bosque chileno.
Yo sí puedo imaginar esa extensión, porque conozco la Patagonia, porque amo el mundo austral, a sus gentes, a sus sueños y esperanzas, y por eso me opongo a la realización de ese crimen de lesa ecología y lesa humanidad que se llama Hidroaysén.
Hace muy pocos días, ciudadano Presidente, usted declaró que Adán y Eva fueron los primeros “emprendedores”, porque se atrevieron a comer del fruto prohibido. Al margen de las apreciaciones que tenga la iglesia católica o los productores de manzanas tras su afirmación, me permito recordarle que la Patagonia no es una manzana, sino un territorio cuyo mayor valor reside en su pureza ambiental, y habitado por ciudadanas y ciudadanos de la República de Chile que, por esa misma condición tienen derecho a manifestar su aprobación o desacuerdo con el proyecto Hidroaysén. Pero ocurre que los “emprendedores” e instigadores del macrocrimen ambiental han ignorado la opinión ciudadana.
El estudio de Impacto Ambiental para Hydroaysén ha ignorado las opiniones ciudadanas, no ha existido la participación libre de presiones y democrática que la legalidad garantiza.
Es un informe viciado, y eso lo sabe usted, ciudadano Presidente, y si no es así, consulte a sus ministros. Hasta las 13.30 horas del día 26 de abril el Informe de Impacto Ambiental estaba rotulado como “inconforme”, pero a las 2 de la tarde de ese mismo día y sin que intervinieran más que funcionarios de la Oficina del Departamento de Desarrollo Urbano y un señor llamado Nicolás Terrazas, a su vez funcionario del Ministerio de Vivienda, la evaluación del Estudio de Impacto Ambiental paso de “inconforme” a “ conforme”.
“Poderoso Caballero es Don Dinero” escribió el gran Francisco de Quevedo y Villegas, pues se da la casualidad que otro miembro de la familia Terrazas, a saber don Pablo, hermano de Nicolás, es propietario de varios terrenos que resultarían inundados si se lleva a cabo el proyecto Hidroaysén, asegurándole una más que jugosa indemnización.
Tan sólo este hecho, este detalle, ciudadano Presidente, vicia por conflicto de intereses (eufemismo para esconder la palabra corrupción) todas las consideraciones acerca del Estudio de Impacto Ambiental y, desde la más estricta legalidad, aconseja paralizar la aprobación del proyecto Hidroaysén.
Sin embargo, usted que ocupa el más alto cargo en la República de Chile, más allá de las triquiñuelas ideadas por subalternos a los que debe despedir de manera fulminante, debe considerar que se está enfrentando a la historia, que siempre juzga, aunque tarde, más juzga de manera clara y contundente.
En un futuro próximo un busto suyo ocupará un lugar en la galería de los adustos ex presidentes chilenos, y cuando en encargado de limpieza la sacuda el polvo con un plumero, de usted depende que ese hombre diga con admiración: estoy quitándole el polvo al busto de un ex presidente que salvó de la destrucción a la Patagonia, o que simplemente pase de largo y se niegue a desempolvar la imagen del destructor de una de las regiones más bellas y puras del planeta. De Usted depende, ciudadano Presidente.
Con mi más alta consideración
Luis Sepúlveda Escritor
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Toulon, Francia
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Urbino, Italia

Caballero de las Artes y Las Letras de la República Francesa

Gijón,10 de mayo de 2011

8 de mayo de 2011

¿QUIÉN FUE GEORGE CARLIN?

Hace algunos días me llego un correo con un mensaje que me gusto mucho y quice compartirlo con ustedes, pero como soy curiosa, averigue quien lo escribio. Descubri cosas bien interesantes con respecto al el autor del mensaje en cuestión. Fue un cómico, actor y figura de la contracultura americana, fue conocido por sus irreverentes monologos, muchos de los cuales estan en youtube. Al final del mensaje dejo algunos enlaces.
Fue considerado entre los 10 comediantes más importantes. Aparecio varias veces en The Tonight Show programa de otro famoso Johnny Carson, fue el primer anfitrión del popular show de la TV norteamericana Saturday Night Live.
El material cómico del Carlin de la década de los sesenta puede llegar a considerarse convencional, sobre todo comparado con el que empezaría a hacer tras su “renacimiento” en la década de los setenta.
Durante la década de los setenta, Carlin cambió radicalmente su aspecto y el contenido de sus monólogos en un intento de comprobar dónde estaba el límite, si es que este existe, y retando a su público con una comedia que fue descrita en su momento como cáustica, irreverente o airada. Llegó incluso a perder actuaciones para las que estaba contratado por llevar vaqueros gastados, pelo largo, barba y aros en una época en la que la norma era usar el pelo corto y un traje.

De esta época es su monólogo más conocido: "Siete Palabras que no se pueden decir en televisión", grabado en el disco Class Clown. A causa de el incluso fue arrestado en 1972 en el Festival de Verano de Milwaukee por obscenidades.
Los temas elegidos por Carlin siempre causaron una gran controversia, aunque todos ellos se podrían resumir bajo la siguiente filosofía: "La Humanidad es basura".
“Yo lo veo así: Durante siglos el hombre ha hecho todo lo posible para destruir, profanar e interferir con la naturaleza: Cortar bosques, agujerear montañas, envenenar la atmósfera, despoblar los océanos, contaminar ríos y lagos, destruir pantanos… Así que cuando la naturaleza contraataca y golpea al hombre en la cabeza y en las pelotas yo lo disfruto. No tengo ninguna simpatía por el ser humano. Ninguna. Y no importa el problema al que se enfrenten los humanos, ya sea natural o causado por ellos mismos, yo siempre espero que empeore.” - Life Is Worth Losing (2005)

“Nunca me ha importado lo que le suceda a este planeta, esta especie, este país… Y estar emocionalmente distanciado le da al artista completa libertad para atacar, para observar sin ese runrún constante de 'Esto podría mejorar, amigos.'”

“Lo que realmente me liberó fue cuando empecé a darme cuenta de que no me identifico con el ser humano, con la nación y, de hecho, durante la mayor parte de mi vida, no me he identificado con el grupo local, no importa cuál fuera: la escuela, las Fuerzas Aéreas, la religión, el gobierno, el comercio… Así que no tengo ningún interés en las consecuencias.”

"Es la vieja doble moral americana. Decir una cosa y hacer otra diferente. Y por supuesto este país (Estados Unidos de América) fue fundado bajo una doble moral. Es parte de nuestra historia, es una doble moral muy básica: Un grupo dueño de esclavos que querían ser libres. ¿Estoy en lo cierto? Qué absurdo. Lo que hicieron fue matar a un montón de ingleses blancos, para seguir poseyendo a sus esclavos negros, para luego exterminar a los indios rojos, ir hacia el oeste para robarle territorio a los mexicanos marrones y finalmente tener un lugar de donde despegar, volar y lanzar bombas nucleares sobre los japoneses amarillos. ¿Saben cuál debería ser el lema de este país? '¡Danos un color y nosotros nos deshacemos de él!'"

"De cualquier modo, la esclavitud no fue abolida sino hasta casi cien años después de la declaración de independencia de Estados Unidos del Reino Unido. Los esclavos finalmente fueron libres. ¡Sí, como no! No fue algo que realmente notaras. La esclavitud fue abolida pero solo en un papel"

Tras haber grabado veinticinco discos, catorce especiales de la HBO, publicado cinco libros, haber participado en varias películas y protagonizado su propia serie de televisión, Carlin murió el 22 de junio del 2008 a causa de un fallo cardíaco.
SU MENSAJE
La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero tenemos menos, compramos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos, pero menos sentido común, mayor conocimiento, pero menor capacidad de juicio, más expertos, pero más problemas, mejor medicina, pero menor bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiada televisión y oramos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.
Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más, pero aprendemos menos. Planeamos más, pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.
Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
Y siempre recuerda:
La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.


George Carlin.