25 de marzo de 2012

Boletines......

No se me ocurrio otro nombre para esta serie de entradas que pretendo ir compartiendo con ustedes.
Les contaré como surgio esto, ah!!!! y de que se trata: Ire subiendo información recopilada de diversas fuentes y otras que han llegado a mi a través de la tradición oral, es decir los conocidos "remedios caseros" o "recetas de la abuelita".La idea surgío de un simple cuestionamiento: ¿Por qué cada cierto tiempo me da por tomar una determinada hierba o comer un alimento en particular? Al ponerme a buscar las propiedades medicinales de la hirba o alimento en cuestion me di cuenta de la razón. Mi cuerpo físico más sabio que yo me pide lo justo y preciso que necesita. Así que aquí vamos, comenzare con la vainilla.

VAINILLA
Primero algo que yo no sabía es la vaina de una especie de orquídea trepadora, de hecho son las únicas cultivadas por razones que no son meramente ornamentales, produce un fruto del que también se obtiene un saborizante. Es una especia del continente americano. Los conquistadores españoles de México, le pusieron ese nombre porque su fruto se parece a la vaina de una espada pero diminuta.
Para obtener una especia realmente rica en aromas, el cultivo y la preparación de la vainilla necesitan largos y minuciosos cuidados. Eso hace que sea, junto con el cardamomo y el azafrán una de las especies más caros del mundo. Se presenta en forma de palos negros y brillantes, comúnmente llamados "vainas" de vainilla.
Ya era muy apreciada en América central Precolombina su historia está asociada a la del chocolate. Su origen es mexicano. Los aztecas, y antes los mayas, enriquecían con vainilla una bebida espesa hecha a base de cacao. Esta bebida estaba destinada a los nobles y a los guerreros, y era conocida con el nombre de xocoatl, la designaron como ixtlilxochitl, que significa « flor negra».
Según la leyenda totonaca, la planta de la vainilla nació de la sangre de la princesa Tzacopontziza («Estrella de la Mañana») en el lugar donde ella y el príncipe Zkatan-Oxga («Venado Joven»), que la había secuestrado por amor, fueron capturados y decapitados por los sacerdotes de Tonoacayohua, diosa de las cosechas. El príncipe se reencarnó en un vigoroso arbusto y la princesa se convirtió en una delicada liana de orquídea que abrazaba dulcemente a su amante. Desde entonces, y aún hoy también, los totonacas llaman a la vainilla caxixanath, que significa «flor cazada», sumixanat, o de manera más breve, xanat.
Por sus propiedades medicinales podemos usarla como estimulante del sistema nervioso, y a sea como aceite esencial, tintura o infusión. Se empleaba contra la histeria, la depresión o la melancolía. También se recomendaba la vainilla para ayudar en los esfuerzos musculares, o contra los reumatismos. La vainilla es aromática, estimulante, digestiva, excitante, afrodisiaca, cordial, tónica emenagoga y antiespasmódica. Ayuda a la digestión, como también es, muy útil para estimular a los enfermos y convalecientes. Se usa para aromatizar las bebidas, hacer más digeribles los alimentos y para impedir que se enrancien las substancias grasosas.
Entonces a comer vainilla en helados, crema pastelera, pasteles y otras preparaciones que la contengan. También es factible usarla como aromaterapia en inciensos,aceites escenciales o simplemente como perfumes («Must» de Cartier, «Shalimar» de Guerlain, «Coco» de Chanel, «Tocade» de Marcel Rochas, «Hypnotic Poison» de Dior, «Jean-Paul Gaultier» de Jean-Paul Gaultier, entre otros).
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Emenagogo se utiliza para referirse a los principios activos, medicamentos o remedios a base de hierbas, que pueden estimular el flujo sanguíneo en el área de la pelvis y el útero, y en algunos casos, fomentar la menstruación. Los principios activos con estas propiedades pueden ser usados en la terapia llamada emenagoga, en los casos de ausencia del flujo menstrual por razones distintas al embarazo.
Fitoterapia
Ejemplos de plantas de propiedades emenagogas: el ajenjo (Artemisia absinthium), la artemisa común (Artemisia vulgaris), perejil (Petroselinum crispum), angélica (Angelica archangelica), nuez moscada (Myristica fragrans), jengibre (Zingiber officinale), la manzanilla (Matricaria recutita) y la sabina enebro.

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